La Transición Energética en la Región de Antofagasta y la invisibilización del Pueblo Chango

Por Natalia Lueje

 

La urgente necesidad de descarbonizar la matriz energética en el marco de la crisis climática global, le ha conferido al capitalismo ahora “verde”, la oportunidad de seguir expandiendo sus fronteras creando nuevos polos de “desarrollo” de mega proyectos de inversión en Chile, en el sector de energías renovables -principalmente eólica y solar-, tributarios de la nueva vedette del mercado chileno, la incipiente industria del Hidrógeno Verde. 

La Región de Antofagasta es probablemente, la definición de un modelo de desarrollo rentista sobre la tierra que se puede denominar como extractivismo minero. Aparejada a esta actividad, desde los albores del Siglo XX se impulsó fuertemente la producción de energía en las costas del norte grande para el suministro de la electricidad necesaria para los procesos de extracción de cobre y otros minerales. Ya en 1915 emergió la primera termoeléctrica a carbón en Tocopilla de la Chilean Exploration Company de propiedad de la familia Guggenheim, para alimentar a la histórica mina de Chuquicamata en la pampa desértica. En Tocopilla se fundó el primer parque térmico de la región, al que se sumó, a principios del Siglo XXI el parque industrial en Mejillones, con ocho plantas termoeléctricas actualmente en operación*

Ahora, en un contexto global más restrictivo para el sector, las mismas empresas productoras de energía eléctrica alta en emisiones y contaminantes, impulsan fuertemente el sector de renovables y de hidrógeno en la región, en un nuevo ciclo de extractivismo energético “bajo en emisiones”, apoyado por el Estado de Chile y los Bancos Multilaterales de Desarrollo.

Chile representa y favorece a un modelo de transición energética corporativa y de acumulación por desfosilización**, respaldado por cuerpos legales y políticas sobre descarbonización y transición energética, como la Estrategia Nacional del Hidrógeno Verde, que pretende posicionar al país como el principal productor de este combustible en América Latina y uno de los tres primeros en el mundo. Esto ha implicado que, en el último lustro, los parques eólicos y fotovoltáicos, las plantas desalinizadoras y las líneas de transmisión se hayan multiplicado de forma exponencial en la región, considerando que la producción del hidrógeno verde es muy intensiva en el uso de energía y agua, además de requerir otras inversiones en infraestructura como puertos, líneas de transmisión y ductos.

   La suerte de Tocopilla y Mejillones ya está  tristemente sellada, mientras que en la misma región una nueva oleada de proyectos de Transición Energética está invadiendo las localidades de Taltal y Paposo. Se construirán grandes puertos para embarcar el hidrógeno para abastecer al Norte Global ante la crisis de energía. Las comunidades locales no quieren que Paposo - Taltal se conviertan en un nuevo territorio sacrificado en la región como Tocopilla y Mejillones.

En las costas del norte grande existe un pueblo que ha habitado estos territorios por más de diez mil años; sin embargo el Estado de Chile desconoció su existencia en la Ley Indígena hasta su reciente “reconocimiento” en el año 2020, impulsado por lideresas como Brenda Gutierrez Almendares de la comuna de Taltal.

Estos son los Changos, los Camanchacas, los pescadores de la niebla, un pueblo originario ancestral dedicado a la pesca, el buceo, el marisqueo y la recolección de orilla. Un pueblo que ha cuidado y respetando los ciclos de la naturaleza y el mar, la MamaCocha. Un pueblo que exige reconocimiento y respeto, al que la Corporación Nacional Indígena no les resguarda  ni les garantiza sus derechos fundamentales, poniendo todo tipo de barreras administrativas y procedimentales para su acreditación. El principio de autorreconociempo por autodeterminación en Chile es un ámbito sombrío, poco conocido y que en la práctica tiene escasa aplicación legal. Esa ha sido la experiencia de los Changos que se expresa en el siguiente testimonio:

 

“Nosotros comenzamos la lucha por el reconocimiento el 2017, nos formamos cuatro agrupaciones, no para que nos dijeran que somos Changos, porque desde que nacimos supimos que éramos Changos. Tampoco para que el Estado nos diera una acreditación, si no que la lucha fue para cuidar y proteger el borde costero, el ecosistema, para cuidar la biodiversidad y dejarle a nuestros hijos, nietos y bisnietos una tierra limpia, un mar limpio (...) Basta de tierras contaminadas, basta de mar contaminado, basta de aire contaminado, ya estamos cansados…” (Brenda Gutiérrez, dirigente social indígena y miembro de la Agrupación de Changos Vivientes de Taltal, 28 de abril de 2023).

 

Este es un contexto de vulneración histórica y permanente de derechos de un pueblo que, cuando menos, debería tener acceso a ejercer el derecho a la consulta y el consentimiento previo, libre e informado, tal como lo consagra el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, ratificado por Chile en el año 2009. Lamentablemente la aplicación de este convenio es limitada e insuficiente, contradiciendo sus propios principios y permitiendo, una vez más, el despojo a los guardianes del mar, los Changos.

 

WhatsApp Image 2023 05 15 at 09.38.05

Encuentro anual del Pueblo Chango de la Región de Antofagasta, playa de Cachinales, comuna de Taltal,  28 abril de 2023.

 

 *Las centrales termoeléctricas se emplazan en la costa con el fin de utilizar agua de mar como fuente de enfriamiento. La succión de agua de mar incluye larvas y una multiplicidad de especies marinas adultas, que luego son vertidas al mar como materia orgánica inerte. Las plantas desalinizadoras operan de modo similar, devolviendo además a los ecosistemas marinos los efluentes altamente salinos .

** Svampa, M y Bertinat, P.. (2020). La Transición Energética en Argentina. Siglo XXI editores.